Claudia Carlotto, la tía
Por Karina Mirochnik
Claudia Carlotto (58) es la hija de Estela, coordinadora de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) una organización que trabaja directamente con Abuelas de Plaza de Mayo y el Banco Nacional de Datos Genéticos para identificar a chicos desaprecidos durante la dictadura militar de los años 70 en Argentina.
Es la que personalmente da los resultados de ADN a las cientos de personas que se acercan a la institución a buscar su identidad. La excepción fue, sin embargo, el último agosto justo cuando se trató del caso de su propio sobrino.
“Desgraciadamente, la jueza había filtrado información a la prensa y por primera vez tuve que contactar a mi sobrino por teléfono antes de que se enterara por la radio”, explica Claudia.
‘Te tengo que decir que los resultados son positivos y que sos el hijo de Laura Carlotto y Walmir Óscar Montoya, y mi sobrino’, recuerda Claudia aquella conversación telefónica que hizo con Guido hace un año desde la sede de Abuelas.
Women Across Frontiers : Qué le contestó?
“Me dijo que le diéramos tiempo. ‘Tenés todo el tiempo del mundo, lo único que te queremos decir es que te queremos mucho, que te buscamos mucho y que vamos a hacer todo lo que vos quieras’”, dice Claudia mientras se reclina en su sillón del noveno piso en la sede de CONADI.
El edificio público en pleno centro porteño esta empapelado a pleno con posters y panfletos invitando a jóvenes que tienen dudas sobre su identidad a acercarse a la organización , también hay panfletos promoviendo la apertura de centros tales como el Club Atlético, uno de los 300 centros clandestinos de detención que han sido transformados en espacios de memoria.
Nuestra charla es interrumpida por una llamada telefónica. Es su mamá. “Si, mami te veo después”, le dice a Estela.
Apenas corta, Claudia comenta: “Antes de encontrarlo a Guido mi mamá estaba en muy mal estado, estaba muy preocupada. Tenía mucho miedo de que muriera sin haberlo conocido. Ahora, está tan feliz! Se cuida, hasta toma antioxidantes y quiere estar con él lo más que pueda. Yo se que no va a dejar de buscar a más chicos desparecidos. Su misión va a continuar”.
La tarea que realizan tanto las Abuelas como la CONADI no hubiese sido posible sin la creación del Banco Nacional De Datos Genéticos en 1985, el único banco de datos de este tipo en el mundo. “Sin él, no hubiésemos podido encontrar más chicos”, asegura Claudia. “La muestras de sangre del banco permanecerán almacenadas hasta que todo esto se resuelva, porque ahora están los bisnietos de los desaparecidos que también quieren saber su identidad”, explica.
WAF: Cuando lo conociste finalmente a Guido?
Claudia: “me llamó a la mañana siguiente de nuestra llamada telefónica y me dice ‘Hola. Como está todo? Acá es una locura, No me podia quedar en Olavarría. Tuve que irme a otro lado porque la prensa estaba allí. Me voy para allá, a dónde voy?’, me pregunta y le digo que venga a mi casa porque la sede de Abuelas y la casa de mi mamá estaban rodeadas de periodistas”, relata Claudia.
Al próximo día, conocimos a su mujer y a tres de sus íntimos amigos-todos músicos que fueron muy importantes en la contención en todo este primer tiempo. Ese fue el primer encuentro con mi mamá, mi dos hermanos y yo. El resto de la familia estaba en otra casa esperándolo”.
WAF: Cómo es Guido?
Claudia: Es un pibe extremadamente inteligente, sensible, muy centrado en si mismo, parco, tiene unos valores morales muy fuertes. El me dijo ‘Yo siempre fui muy feliz, nada me faltó en mi vida, nunca sentí ninguna ausencia, ninguna angustia, El día que me enteré, fui y lo resolví’.
WAF: Cómo es tu relación con él ahora después de estos meses?
Claudia: “Tengo una relación fue afectuosa, pero es muy racional: cero política. Soy muy maternal con él a pesar de que es un tipo grande, quizás porque soy su única tía que el lo más parecido que puede haber a una madre. Soy la hermana de su mamá. Y él es muy afectuoso conmigo. Lo llamo “Coco loco” porque él no quiere que lo llame Guido y tampoco lo voy a llamar Ignacio porque no me sale”.
Al preguntarle sobre los padres adoptivos de Guido, Claudia admitió que “el matrimonio que lo crió hizo mucho esfuerzo para que él estudiara y siguiera adelante, eso le abrió la posibilidad de que él hoy no fuera tractorista, o un trabajador del campo sino un excelente músico con apertura mental para que en el momento en el que se enteró, pueda aceptar la verdad de la manera que lo hizo.”
WAF: Los conociste?
Claudia: No conocemos a sus padres adoptivos. nuestro dolor hubiese sido menor si le hubiesen dicho la verdad. Nos hubiese gustado criarlo. Es inevitable pensarlo y sentirlo, por eso no vemos necesario conocerlos.
A Guido no le interesa que los conozcamos. Ellos tampoco están interesados en hacerlo, entonces el sentimiento es mutuo. De alguna manera sentimos que nos robaron algo.