Co-Fundadora De La Primera Organización Jasídica Feminista.
Women Across Frontiers: ¿Qué te hizo empezar a hacer lo que estás haciendo hoy?
Racheli: Fue cuando me encontré preguntando, ‘Cúal es el futuro de la comunidad hasídica en Israel?’ La tensión entre la naturaleza de la comunidad hasídica que es muy separatista porque quiere preservar sus creencias y su forma de vida comunal, y la necesidad de formar parte de la sociedad israelí moderna, es cada vez más grande cada año. Yo me crié en esta comunidad. Quiero preservar sus tradiciones y su encanto. Pero también me siento como un agente de cambio, porque veo que, a pesar de su belleza, tenemos un largo camino por recorrer como comunidad con el fin de llegar al “camino dorado.” Mi mayor motivación proviene del hecho de ser una mujer jasídica en una comunidad que da a las mujeres opciones limitadas y un estilo de vida casi imposible. Las madres tienen en promedio siete hijos. Pero también son las únicas proveedoras y ganan sólo la mitad del salario que ganan las mujeres seculares. Tampoco se les permite ocupar cargos públicos para que no puedan defender sus propios derechos.
WAF: ¿Qué te motiva a hacer lo que haces a diario?
Racheli: Nací en una familia jasídica en el corazón del Tel Aviv secular. La diferencia extrema entre mi vida en el hogar y lo que estaba pasando fuera de mi hogar me hizo ser quien soy hoy. Soy jasídica, pero también muy israelí. Hoy vivo en el barrio “100 Puertas” de Jerusalén, donde está la comunidad jasídica más segregada en Israel. A dos minutos de mi casa hay un gran cartel que dice “Bienvenido a Palestina” que fue colocado por algunos de los vecinos de mi barrio que pertenecen a la Neturei Karta. (Neturei Karta es un grupo de judíos jaradíes que rechazan cualquier forma de sionismo oponiéndose a la existencia del estado de Israel.) Cada día de la Independencia, se quema una bandera israelí justo debajo de mi ventana. Mi vecina es de sesenta años y ella sólo habla yiddish. Todos los sábados, la gente protesta y critica a los hombres jasídicos que sirven en el ejército israelí. Los insultan por ser traidores. Así es como empiezo mi rutina diaria, y así es como encuentro mi motivación: vivir en esta realidad me impide hundir la cabeza en la arena y pretender que no existe. El Estado de Israel es una de las cosas más queridas para mí. Yo soy israelí y sionista. Esta es mi identidad. Creo que nuestro pequeño país tiene muchos retos en demasiados frentes – es como un pequeño barco en un océano tormentoso. La comunidad jasídica es una de las cabinas del barco; si hay un agujero, todo el barco se puede hundir, por lo tanto, lo que ocurre dentro de este sector es muy importante no sólo para el propio sector, sino también para el estado de Israel.
WAF: ¿Cuál consideras tu mayor lucha o tu mayor reto?
Racheli: La batalla más importante que he estado luchando hasta el momento es la batalla para crear mi movimiento, Lo Nivcharot, Lo Bocharot (No Puedes ser Elegido, No Elijas). Me acerqué junto con cuatro mujeres jasídicas a las partidos jasídicos y les pedí que incluyeran a las mujeres en sus listas del Parlamento (Knesset). Cuando se negaron, una enorme ola de gente comenzó a apoyarnos, hombres incluidos, y se formó nuestro partido. No ganamos suficientes votos para sentarnos en la Knesset, y aún hoy no hay mujeres jasídicas en la Knesset, pero el liderazgo jasídico se está dando cuenta ahora que los vientos de cambio están soplando.
WAF: ¿Cuál es tu mayor logro o tu momento más transformador?
Racheli: Mi mayor logro ha sido la ceremonia de graduación del primer programa de Movilot, un programa de liderazgo que empecé. Vi a mujeres jasídicas brillantes con pasión en sus ojos, de pie junto a sus mentores, mujeres mayores que trabajan en el sector público, y con quien habían trabajado durante ese año. Algunos de los mentores habían tenido algunos prejuicios contra las mujeres jasídicas, y durante este año descubieron cuán poderosas y ambiciosas las mujeres de la comunidad jasídica pueden ser. Fue en ese momento que me di cuenta de que todos los obstáculos que tuve que superar para poner esta iniciativa en marcha, valen la pena. He juntado gente de distintas ideologías que comenzaron un diálogo que sé que continuará mucho tiempo después de mí.
WAF: ¿Cuál es tu objetivo final o tu mayor sueño?
Racheli: Mi mayor sueño es ver a una sociedad israelí que sea diversa étnicamente y religiosamente y que cada comunidad en esta sociedad respete las tradiciones y las creencias de los demás. También sueño con escuchar un diálogo sobre cómo podemos hacer una mejor sociedad en su conjunto en vez del diálogo de insultos y odio que tan a menudo escuchamos y que nos hace a todos más débiles.
WAF: ¿Cuál es tu frase favorita?
“No es el crítico el que cuenta; tampoco el hombre que señala cómo el hombre fuerte tropieza, o cómo el hacedor podría haberlo hecho mejor. El crédito pertenece al hombre que está realmente en la lucha, cuyo rostro está desfigurado por el polvo, el sudor y la sangre; que se esfuerza valientemente; que comete errores, que se queda corto una y otra vez, porque no hay esfuerzo sin error ni deficiencia; que conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; que se dedica a una causa digna; quien en su mejor momento conoce al final el triunfo del gran logro, y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos, lo hizo atreviéndose con altura, de manera que nunca esté con esas almas frías y tímidas que no conocen ni victoria ni la derrota .” (Theodore Roosevelt)