Legalizar y despenalizar el aborto en casos de violación e incesto
Por Yovita Petranova
El caso de L.C.
L.C. quedó embarazada cuando tenía 13 años como producto de las repetidas violaciones que sufrió por parte de un hombre mayor. Intentó suicidarse saltando al vacío desde el techo de la casa de un vecino y sufrió una lesión en la médula espinal. Trasladada a un hospital público, los médicos recomendaron una intervención quirúrgica urgente para evitar que se consolidara el daño sufrido por la caída. La cirugía no se realizó cuando se confirmó su embarazo, pese a que se solicitó formalmente un aborto terapéutico a la dirección del hospital. El permiso fue rechazada con el argumento de que su lesión no representaba una “amenaza para su vida,” la única razón para un aborto legal en el Perú. Sólo cuando L.C. sufrió un aborto espontáneo, casi tres meses después de haber sufrido la lesión, fue operada pero la intervención quirúrgica no impidió que quedara cuadripléjica.
Abortos en Perú
Según las estadísticas oficiales, 600.000 nuevos embarazos ocurren cada año en el Perú; 57% de los cuales no son planeados ni deseados, y a menudo son producto de una violencia sexual. Como resultado, más de 370.000 abortos clandestinos se llevan a cabo cada año.
En virtud del artículo 199 del Código Penal del Perú, el aborto es legal sólo en los casos en que la vida de la madre está en riesgo, conocido como “aborto terapéutico”. No se hacen excepciones para los casos de violencia sexual, como la violación o incesto, de los que el Perú ocupa el primer lugar entre todos los países de América Latina y el tercer lugar en el mundo entre los países con mayor prevalencia de mujeres entre 15 y 49 años que sufren de violencia sexual.
Datos actualizados (2016) sobre el aborto inducido a nivel mundial. Incidencia y tendencias mundiales.
Los comités de monitoreo de tratados internacionales sobre derechos humanos de las Naciones Unidas (ONU) han manifestado de forma reiterada su preocupación por la denegación de acceso al aborto legal en Perú en casos de violación e incesto. En 2012, recomendaron “modificar la prohibición general sobre el aborto de manera tal que se permita el aborto terapéutico y aborto en casos en que el embarazo sea resultado de violación o incesto así como también proporcionar servicios médicos gratuitos a las víctimas de violación”.
La necesidad de una conversación más amplia sobre los derechos de las mujeres
En el Perú, así como también en muchos otros países de América Latina, incluyendo México, Bolivia y Ecuador, el aborto se discute todavía dentro de un marco muy limitado, centrándose principalmente en la cuestión de cuándo comienza la vida y si un feto es una persona en virtud de la ley, independiente de la mujer, y con el mismo derecho independiente a la vida. Si bien este punto de vista es importante para muchos, la lucha por el derecho al aborto es realmente acerca del derecho de la mujer a la privacidad, a la independencia sexual y al control autónomo sobre su propio cuerpo, áreas donde, lamentablemente, el patriarcado, el poder del Estado, y la Iglesia Católica interactúan e infligen un daño irreparable en las mujeres.
Según la Directora de Promsex, Susana Chavez, “…cuando revisamos las justificaciones de las instituciones en contra del aborto, lo primero que se observa es el asunto del control al cuerpo de la mujer donde el embarazo se considera como una prueba del adulterio y esto es algo que está relacionado con los conceptos de honor, marianismo y machismo que se viven en Latinoamérica. Los argumentos sobre la defensa de la vida es algo que viene posteriormente”.
¿Hacia dónde vamos?
Hay miles de mujeres como L. C., mujeres que han quedado embarazadas y se ven obligadas, bajo amenaza de prisión, a dar a luz y a criar a un niño que fue resultado de un asalto sexual violento. Ninguna mujer deben ser obligada a hacerlo. Y así, a pesar del hecho de que la ley que despenaliza el aborto en casos de violencia ha sido dejada de lado por el gobierno, se han hecho algunos avances. El debate sobre el derecho al aborto y el derecho de las mujeres a controlar lo que sucede a su cuerpo ha salido a las calles. También lo ha hecho la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, que ha pasado de ser una cuestión de izquierda-derecha tradicional a un complejo debate sobre los derechos de la mujer, los roles de género y los límites del poder del Estado sobre sus ciudadanos. A medida que más y más latinoamericanos están reafirmando sus derechos vis-à-vis sus gobiernos autoritarios y que más mujeres asumen posiciones de poder político, así también crece lentamente, la concientización sobre sociedades justas y pacíficas que requieren la plena inclusión y participación igualitaria de las mujeres.
FOTO PRINCIPAL: Luis Ruiz / Prensa Minedu