El dilema del aborto en Latinoamérica en tiempos de zika
Por Carol Matos
La llegada del virus de zika al continente americano se remonta a principios del año 2015. Desde entonces y hasta octubre del presente año, 48 países y territorios de las Américas han confirmado casos autóctonos por transmisión vectorial del virus del zika mientras que cinco países notificaron casos de zika transmitidos sexualmente, según la Organización Panamericana de la Salud. Así mismo, aunque no se han registrado nuevos territorios afectados por este virus, algunos países como Panamá, Belice y Saint Kits y Nevis, han presentado un aumento de este fenómeno.

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Síntomas
Los síntomas más frecuentes entre las personas afectadas son fiebres, erupciones en la piel, dolores en los músculos o articulaciones, dolor de cabeza y conjuntivitis. Sin embargo, no todos llegan a desarrollar algún síntoma. Además, cuando la afectada es una mujer en estado de embarazo, existen otros riesgos que puede sufrir el nasciturus, como microcefalia, síndrome de Guillian-Barré y otros defectos congénitos. Estos riesgos han causado gran alerta entre mujeres embarazadas por los daños permanentes que podría sufrir el feto.
La microcefalia es una enfermedad neurológica en la que la circunferencia de la cabeza es menor de la media para un bebé de su tamaño o edad, según define en su página web la Clínica Cleveland. En tanto, el síndrome de Guillian-Barré es un trastorno grave que ocurre cuando el sistema de defensa del cuerpo ataca parte del mismo sistema por error; esto lleva a que se presente una inflamación en el sistema nervioso que ocasiona debilidad muscular y otros síntomas.
La Ilegalidad del aborto
El alto riesgo de contraer estas enfermedades ha traído como consecuencia un cambio de opinión sobre el aborto en muchas mujeres en Latinoamérica. En países tales como la República Dominicana, Bolivia y Nicaragua, esta práctica está prohibida en todas sus formas. En cambio en Paraguay, Perú y Jamaica sólo es permitido cuando la vida de la mujer corre algún riesgo. Pocos son los países que permiten el aborto por malformación del feto o enfermedades congénitas, como es el caso de Panamá.
Al no ser permitido el aborto en razón de malformaciones o enfermedades congénitas en el feto, muchas mujeres buscan hacerse un aborto de manera ilegal poniendo en riesgo su vida, puesto que en los lugares donde se realizan, no cumplen con estándares de seguridad y salubridad, así como tampoco llevan a cabo el procedimiento de manera correcta. *Angélica Rosario, de República Dominicana, comenta a Women Across Frontiers su experiencia de cómo después de un mes de embarazo se enfermó con el virus zika y temió sobre las consecuencias que podría sufrir su bebe. Exámenes más exhaustivos le confirmaron la condición de su hijo, quien nacería con defectos congénitos. Por esta razón y por sus escasos recursos económicos, decide abortar y nos relata que fue una de las decisiones más difíciles de su vida. Comenta además que el aborto se lo realizaron en el patio trasero de una casa, debido a que en este país, el aborto bajo cualquier condición está prohibido.
Por su parte, Laura Rojas de Paraguay nos explica cómo después de tener conocimiento de que por estar infectada del virus Zika, decidió viajar a Estados Unidos, donde pudo realizarse un aborto legal y seguro, debido a la prohibición de éste en su nación.

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Si bien a medida que crece la atención al virus del zika, la idea del aborto se ha defendido desde diferentes ángulos por toda Latinoamérica, fuerzas en contra han batallado con éxito para su penalización.
Liurka Otsuka, abogada peruana y defensora de los derechos sexuales y reproductivos, nos expone que en ésta región han existido varias estrategias de parte de los movimientos feministas para la despenalización del aborto (violación, aborto terapéutico, malformaciones congénitas, por plazos, entre otras). Sin embargo, ninguna de las estrategias ha logrado la despenalización total por ser un derecho autónomo de la mujer.
La tendencia en la región ha sido la despenalizar el aborto por causales, esto debido a la dificultad de instalar el argumento del derecho a la autonomía del cuerpo de las mujeres, relacionado con su derecho reproductivo. Por esta razón, se ha tenido que colocar a la mujer en una situación particular de victimización y de violación de derechos humanos para que así pueda ser aceptada en países de la región con altos niveles de machismo, patriarcado y clasismo.
Los puntos de vista sobre este tema varían de un extremo al otro: así Manuel Zapico, sociólogo argentino, dice: “el aborto en estos casos no es quizás una prioridad en la agenda, sin embargo, un aspecto importante en el futuro sería que dentro de esa discusión, incluyamos la opinión de los hombres, ya que es inexistente y ellos son legalmente responsables y padres de los niños”.
En cambio, Isbelia Ruiz Perdomo, abogada y docente nicaragüense, asegura que: “la decisión de abortar o no recae netamente sobre la mujer, es su cuerpo y sólo ella debe decidir sobre este”.
Estas ideas nos llevan a pensar: si los Estados son pro -vida en términos de terminación del embarazo, pero y después ¿qué?
En países como los Estados Unidos, las madres reciben ayuda económica por parte del Estado para mantener a sus hijos cuando no cuentan con los medios necesarios. Sin embargo en América Latina no se puede hablar de teorías pro-vida, si después del nacimiento los niños son dejados a su suerte y la idea de proteger la vida queda sin argumentos. Esas mujeres que tienen la obligación de dar a luz a niños con males congénitos y enfermedades producidas por el zika, deberían recibir por parte del Estado ayudas económicas para los tratamientos médicos que llegaran a necesitar el recién nacido; situación que actualmente no está ocurriendo.
* Los nombres han sido cambiados para mantener confidencial la identidad del testigo.
*FOTO PRINCIPAL: Cortesía de Janna Figuereo