Julia Ballario: Piloteando una carrera entre hombres
By Laura Rodriguez Claros
“El automovilismo es un ambiente machista, donde hay que luchar contra los estereotipos de género”,
Cuando tenía 7 años, Julia Ballario piloteó por primera vez un karting y descubrió su pasión. Así, mientras sus amigas jugaban con muñecas, en ella nacía el sueño de ser piloto de automovilismo. Poco después, ya corría carreras en pistas de tierra y pavimento, a velocidades de entre 80 y 150 kilómetros por hora. “Desde chica supe que correr en autos era lo que más me gustaba”, dice Julia. Nacida en la localidad cordobesa de Marcos Juárez, en el centro de la Argentina, a sus 24 años recuerda esos inicios: “Mi familia es muy fierrera, mi papá corría y mi tío también. Igualmente la decisión y las ganas de ser piloto fueron mías. Al principio ellos no querían que piloteara autos, tenían miedo y yo era muy chica, pero desde que me subí la primera vez, me apoyan en mi decisión y me acompañan”.
En mayo de 2016, Julia hizo historia en el automovilismo argentino al ser la primera mujer en ganar una carrera en el Top Race Series, en el Autódromo Santiago “Yaco” Guarnieri, en la provincia de Chaco, a bordo de un Mercedes-Benz CLA de 3M Racing. Fue una competencia difícil, en medio de un clima desapacible y con la pista mojada, pero ella logró, con seguridad y profesionalismo, llevarse una victoria que la convirtió en protagonista de entrevistas de televisión y notas en las primeras planas de los diarios. “Luego de ese triunfo, siento que me van viendo como uno más, que me estoy haciendo mi lugar en el automovilismo. Quiero demostrar que las mujeres también podemos ganar en un deporte que siempre fue de hombres y eso es lo que más me gusta y para lo que tanto trabajé”, afirma Julia.
Pero subirse a lo más alto del podio no fue una casualidad en un día de suerte. Hace años que Julia toma al automovilismo como una profesión, cosechando experiencias en distintas categorías como Fórmula Renault, Turismo Pista y TC 2000, además de Pro Mazda Championship, en Estados Unidos, país donde vivió por un par de temporadas. El entrenamiento físico es otro de sus pilares: va todos los días al gimnasio en doble turno y realiza ejercicios de fuerza y equilibrio para poder dar lo mejor de sí en las pistas. La preparación para cada carrera se completa con el estudio de los circuitos mirando cámaras a bordo. En su vida cotidiana, Julia encontró también tiempo para el estudio, y se recibió de Diseñadora Gráfica en la universidad. Pero poder vivir del automovilismo sigue siendo su sueño principal.
Claro que la carrera para alcanzar su meta no está exenta de obstáculos. En una profesión predominantemente masculina, las barreras que se plantean por el hecho de ser mujer no son fáciles de atravesar. Es que en Argentina, todavía existe el mito de “Andá a lavar los platos”, una frase que suelen decir algunos hombres en medio del tránsito callejero cuando consideran que la mujer que conduce hizo una mala maniobra.
Y esto se potencia en el deporte de competición: “A veces, a la mujer se la ve con otros ojos cuando se sube a un auto de carrera. Se duda mucho más de nuestras condiciones”, admite Julia. “Pero yo estoy feliz y orgullosa porque de a poco demuestro que las mujeres tenemos las mismas aptitudes, y que no pasa por un tema de género, sino por las experiencias y el aprendizaje que tuvo cada uno en su carrera deportiva”.
Julia reconoce que “el automovilismo es un ambiente machista”, donde hay que luchar contra los estereotipos de género, que suelen traducirse en comentarios negativos hacia las mujeres, “sobre todo por parte de algunos equipos y pilotos, no así de los periodistas ni del público que va a ver las carreras. Pero yo siempre trato de que me vean como uno más, de no marcar la diferencia de género, y trato de amoldarme al ambiente, con el que convivo los fines de semana en medio de todos hombres”. La imagen alegre y espontánea de Julia se refleja también en sus redes sociales: “Ahí me gusta mostrarme tal cual soy, una chica normal, con una vida normal de cualquier otra chica de mi edad, pero que los fines de semana se sube a un auto de carrera”.
En definitiva, la joven piloto es positiva con respecto al futuro: “Las mujeres no estamos igual que los hombres, pero nos estamos haciendo nuestro lugar”, afirma. Incluso, hasta rescata un aspecto positivo en relación a los auspiciantes: “Creo que el hecho de ser mujer atrae mucho más y muchos sponsors que no tienen nada que ver con el automovilismo se suman al proyecto”. Luego de su trascendente victoria en el Chaco, Ballario fue reconocida por el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) como Embajadora de Buena Voluntad – Líder Positiva, un reconocimiento a su labor a favor de la visibilización de los derechos de la mujer y la no discriminación por género en el ambiente del automovilismo, un deporte que, a diferencia de otros, une a participantes de ambos géneros en una misma competencia. “Desde que fui nombrada Embajadora INADI me siento más comprometida aún en la lucha por la igualdad de género. Yo sé que hoy en día soy referente para muchas mujeres y quizás le esté abriendo camino a aquellas que no se animan a entrar en ambientes generalmente masculinos. Siento una responsabilidad por eso y quiero seguir trabajando por este mismo camino”, pregona la piloto, que aspira en su carrera deportiva a “ser la referente femenina en el automovilismo, ser una guía para otras mujeres y llegar a la igualdad que tanto buscamos. No aspiro a competir en alguna categoría en particular, si no allí donde me sienta más competitiva y fuerte”.
Con los triunfos de Julia (que repitió la victoria en una carrera en el mes de octubre), el automovilismo argentino dejó atrás la época en que una mujer piloto era una rareza en las pistas. La presencia femenina en el deporte nacional también conoció avances en otras áreas, como lo demuestra la nutrida delegación de mujeres (74) que compitieron en los Juegos Olímpicos Río 2016, donde por primera vez en la historia dos atletas obtuvieron una medalla dorada: la yudoca Paula Pareto y la regatista Cecilia Carranza Saroli. Energía y determinación son las claves con las que las deportistas argentinas están conquistando lugares hasta hace poco tiempo impensados. Son las mismas cualidades que las mujeres argentinas exhiben en otros ámbitos de la sociedad en su lucha por la igualdad de oportunidades y la visibilización de sus derechos, un movimiento que encuentra su punto máximo en las marchas de #NiUnaMenos, las convocatorias masivas contra la violencia de género, que ya son un hito en la historia social del país.