Agricultura Urbana: una Alternativa Viable de Trabajo Asalariado Para las Mujeres en Quito

Alexandra Rodriguez Dueñas *

Si bien en Quito se desarrollan, desde tiempos ancestrales, actividades de agricultura urbana, el proceso de conceptualización de ésta actividad así como  su promoción y  gestión desde la óptica del desarrollo económico, la sostenibilidad, la resiliencia y la salud, son relativamente recientes.

Desde el año 2002, el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito impul­sa el Pro­yecto de Agricultura Urbana Participativa AGRUPAR, que consiste en articular la agricultura urbana con el desarrollo económico local, la seguridad alimentaria, el ordenamiento territorial y la inclusión social; y está dirigido a mujeres jefas de hogar, discapacitados, niños/jóvenes, escuelas, agricultores rurales, refugiados, migrantes, centros de recuperación de adicciones y de rehabilitación social.

AGRUPAR fue fundado en respuesta al crecimiento poblacional  y al aumento de las tasas de pobreza y hambre. El objetivo es también  fomentar la gestión ambiental sostenible y focalizar su intervención en las zonas más vulnerables del Distrito a través de la autoproducción en huertos familiares, comunitarios e institucionales. De este modo, el proyecto ha involucrado alrededor350.000 beneficiarios alcanzando una implementación histórica de 3.300 huertos con un destino de la producción del 53% para el autoconsumo y el 47% para la comercialización (se generan alrededor de 900.000 kilos anuales).

Brillar con luz propia y el premio de las Naciones Unidas

Los huertos cumplen un papel esencial en las vidas de las mujeres agricultoras con una participación del 84%, transformándose en una alternativa viable de trabajo asalariado para las mujeres que reciben en promedio USD. 175 al mes. Esto representa el 49.44% del salario mínimo vital y 26% del costo de la canasta básica.

Alba Vallejo es una de las líderes que organizó a sus vecinas para que consolidaran un emprendimiento. “Los huertos y la agricultura orgánica nos permitió a las mujeres del barrio 11 de Mayo, brillar con luz propia, porque a veces las mujeres no creemos en el potencial y capacidad que tenemos”, afirma después de cuatro años de recibir capacitación y asistencia técnica por parte de AGRUPAR. Recuerda que en un inicio debió enfrentar la oposición de muchos esposos que no estaban de acuerdo, además de sortear los retos de incursionar en una actividad nueva.

A si mismo, el 75% de las mujeres consideran el trabajo en el huerto su ocupación principal y el 65%  manifiesta que la razón principal de trabajar allí es el poder proporcionar a su familia de un alimento fresco y sano, además de cuidar al medio ambiente a través del reciclaje, manejo de desechos (compostaje) y conservación del agua. Cabe destacar que Quito recibió el Premio Momentum For Change 2017, otorgado por el Secretariado de Cambio Climático de Naciones Unidas, por la acción de las mujeres agricultoras urbanas contra el cambio climático.

Según Rosalía Paucar, del huerto comunitario Guangopolo, el consumir estos productos, significa alimentarse sano. Precisa que es evidente al primer bocado “es más rico, uno lo siente en el sabor, hay una diferencia, las remolachas son más dulces, el rábano y la col morada es más suave, es mejor”.

El empoderamiento en términos de las relaciones sociales indica que los hijos se comunican mejor con sus padres y colaboran en las actividades del huerto, el 79% de las mujeres manifiestan además que se han generado nuevos vínculos con la comunidad y se sienten más activas, hasta el límite de sentir que “son capaces de aportar mucho más a sus familias” y de “sentirse útiles” y que el estado de salud de su familia ha mejorado, pero sin duda lo más relevante es que dicen no preocuparse sobre qué comerán al día siguiente.

Por su parte, Rosario Basan, agricultora urbana del sur de Quito, considera que la práctica de la agricultura urbana transformó su vida porque le permitió conocer a más gente y sentirse activa: “compartimos con  otras señoras, bromeamos y cuidamos el huerto. Ya no me aburro en la casa y me siento feliz”. Con los conocimientos impartidos por AGRUPAR, cultiva en su casa tomates de árbol y hortalizas en macetas.

El crecimiento personal y profesional es una de las mayores satisfacciones que le ha brindado AGRUPAR a Erika Veintimilla, copropietaria de “Mujeres Emprendedoras”, microempresa que nació hace nueve años con el impulso de AGRUPAR.  “En todo este tiempo nos hemos llenado de conocimiento, siempre hay algo nuevo que aprender y eso es lo que más me motiva (…) Nosotras ya no estamos limitadas a estar en la casa. Ahora salimos, trabajamos, compartimos, nos reímos y nos hemos capacitado en muchas áreas”.

Para Liliana Rueda, coordinadora de la Fundación Alas de Colibrí, institución que apoya la restitución de los derechos de mujeres adolescentes víctimas de abuso sexual y violencia “El huerto es la resiliencia en sus vidas, un aporte en la parte emocional. Las chicas se empoderan del crecimiento de las plantas y los frutos, del abono y las actividades que ahí realizan”.

*Alexandra Rodriguez Dueñas es Responsable Proyecto de Agricultura Urbana Participativa AGRUPAR


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