Diseñando Una Ciudad Amigable Para las Mujeres: la Integración del Aspecto de Género en la Planificación Urbana de Monterrey, México
By Ana Cristina García
Las mujeres viven, transitan, caminan y usan la infraestructura de una ciudad de manera muy diferente a los hombres. En México, las mujeres representan el cincuenta y uno por ciento de la población, no obstante, el poder de esta mayoría no se refleja en la toma de decisiones del país. Los antiguos roles de género profundamente arraigados en el patriarcado y sustentados por la religión, dictaban que las mujeres debían dedicarse principalmente a las tareas domésticas y a ser madres, mientras que los hombres debían ser los proveedores económicos de la familia.
No es de sorprenderse entonces que si las mujeres llegaban a estudiar o trabajar fuera del hogar, no escogían en su mayoría las carreras de ingeniería, arquitectura o desarrollo urbano, ya que estas profesiones eran consideradas como “no femeninas”. Esta ausencia de perspectiva femenina influyo en el diseño actual de las ciudades, dejando atrás a las mujeres, sus necesidades y realidades cotidianas.
¿Es Monterrey una ciudad inclusiva?
Monterrey es una ciudad ubicada en el noreste de México, y con una población de casi cinco millones (incluida el área metropolitana), es la capital del estado de Nuevo León. Monterrey es también una de las ciudades con mayor poder adquisitivo del país y fue elegida como la “mejor ciudad para vivir” de México según el Ranking de Calidad de Vida 2018 de Mercer. Sin embargo, a pesar de estos logros, las diversas desventajas que la ciudad oculta para las mujeres en términos de desarrollo urbano son evidentes.
El transporte público es uno de los mayores problemas urbanos en Monterrey. La mayor parte del problema se debe principalmente a que las personas de la tercera edad, las personas con alguna discapacidad, las mujeres embarazadas o las mujeres que llevan a sus bebés en carriola, deben usar autobuses viejos, sucios y nada inclusivos, cuyos escalones al entrar o salir son muy difíciles de usar. Además, los hombres se aprovechan regularmente de los constantes amontonamientos en los autobuses y el metro para manosear y molestar a mujeres y niñas. La cantidad de mujeres víctimas de acoso sexual se volvió tan escandalosa que los grupos de mujeres exigieron que la ciudad proporcionara vagones de metro “solo para mujeres”, que finalmente se incluyeron en marzo de 2018. Sin embargo, estos vagones solo operan durante horas pico y no tienen la seguridad debida provocando que los hombres también los usen.
En cuanto al tema de seguridad urbana, durante la última década, un aumento significativo en el crimen ha causado que muchos residentes de la ciudad, especialmente mujeres, cambien su comportamiento y patrones de movimiento en la ciudad, especialmente de noche. Las mujeres ya no salen tan a menudo o intentan no salir tarde por miedo a ser agredidas. Además, a muchas niñas se les enseña a temer al mundo fuera de su hogar, internalizando falsamente que los espacios públicos son el mundo de los hombres.
Las calles, las banquetas y los espacios públicos en Monterrey son difíciles de navegar para las personas con movilidad reducida o que viven con una discapacidad. Las rampas en las tiendas o los ascensores del metro son escasas, y las aceras, si es que existen, no fueron modificadas de manera inclusiva. Las calles y los parques generalmente están mal iluminados, lo que aumenta el peligro y el estrés para las mujeres cuando salen y regresan al trabajo.
Monterrey no tiene una red solida de baños públicos adecuados y los disponibles a menudo no tienen agua o están sucios y las áreas para cambiar el pañal a los bebés son encima de cajas de cartón. Además, no se proporcionan toallas sanitarias para mujeres, lo que afecta predominantemente a mujeres pobres.
En términos de oportunidades de vivienda para mujeres solteras, la brecha salarial de género tiene consecuencias significativas. Las mujeres siguen ganando alrededor de un treinta por ciento menos que los hombres y, debido a que carecen de la seguridad de un cónyuge, tienen menos acceso a créditos de vivienda. Según un estudioreciente de la Dra. Socorro Arzaluz, investigadora social del Colegio de la Frontera, si las mujeres deciden no casarse o no tener hijos, se convierten en “individuos con menos acceso a crédito o financiamiento” al querer obtener un hogar propio.
La importancia de incluir las voces de las mujeres en la planificación urbana de Monterrey.
La inclusión de las perspectivas de las mujeres en la planificación urbana es crucial si se quiere crear una ciudad inclusiva. “Las voces de las mujeres son realmente escasas en Monterrey. Muy pocas mujeres hablan; “permanecen en silencio debido a una subordinación establecida culturalmente en nuestra sociedad con los roles tradicionales de obediencia al modelo masculino”, dice la Dra. María Elena Chapa, profesora de filosofía en la Universidad Autónoma de Nuevo León y ex Directora del Instituto de las Mujeres del Estado de Nuevo León.
“Monterrey se construyó de manera muy lineal sin tener en cuenta las ocupaciones diarias de las mujeres, como llevar a nuestro hijo a la guardería, comprar alimentos con la madre, luego ir a la farmacia, luego llevar la ropa a la lavandería, etc. Como los hombres, van a trabajar, al bar y finalmente a la casa. Así es como se mueven los hombres, y las mujeres se mueven en zigzag yendo a pequeñas cosas diferentes “, enfatiza la Dr. Chapa.
Construyendo políticas públicas para un futuro inclusivo para las mujeres
La inclusión de perspectiva de género requiere el compromiso de diferentes niveles del gobierno. Un gobierno comprometido puede aportar cambios en las políticas públicas y asegurar inversiones a largo plazo en los programas para construir una ciudad más segura para las mujeres.
En Monterrey, laperspectiva de género se está incorporando lentamente y el cambio está llegando a la ciudad. La ciudad está en proceso de implementar dos programas, el Programa de Igualdad de Género de la Secretaría de Desarrollo Sostenible y el Programa Estatal de Desarrollo Urbano 2030, que estipulan que las mujeres tendrán una participación más formal en el diseño y la planificación de su ciudad.
Ambos programas alientan la participación de las mujeres en la identificación de áreas urbanas de alto riesgo y su transformación en espacios públicos seguros, libres de violencia. Además, ambos programas promueven mecanismos que facilitan el acceso de las mujeres a la vivienda, así como a la obtención de títulos de propiedad.
Como parte de estos programas, se contempla tambien una mayor inversión hacia los proyectos de grupos de mujeres y/o el aumento del presupuesto a los ya existentes. De esta manera, se impulsa la participación de las organizaciones de la sociedad civil en las acciones sociales del gobierno en beneficio de la población femenina. Se contempla también la creación de grupos de diálogo en el que se debatan los temas urbanos y rurales de mayor importancia para la ciudadanía.
A medida que las sociedades de todo el mundo se vuelven más urbanizadas, la inclusión total de mujeres, jóvenes, personas LGBT, personas con discapacidades y grupos igualmente marginados en la planificación urbana es un requisito previo para un desarrollo urbano seguro, estable y sostenible y para el crecimiento económico. (Re) Diseñar una ciudad para reflejar las realidades vividas de todos los residentes de la ciudad y no solo las de los pocos privilegiados no es solo un imperativo moral sino también una política inteligente.